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Sinergias frente a los actos de violencia en Colombia

La semana pasada se celebró a nivel mundial el Día internacional de la Paz, un bien superior esquivo para Colombia; y aunque parece utópico, sin duda vale la pena trabajar por difícil que sea alcanzarlo.


Un país sin paz es un país enfermo, donde se profundizan las inequidades y el bienestar se limita a pocas personas y comunidades. Si bien la violencia no nos ha dejado y escala cíclicamente de la mano de múltiples actores, en los últimos días el país ha visto un brote protagonizado de manera impúdica por las instituciones del Estado que tienen el mandato de salvaguardar a la ciudadanía.

Desde Sinergias rechazamos cualquier tipo de agresión y violencia, especialmente cuando viene de instituciones que deberían protegernos.


No creemos que ninguna entidad u organización, y mucho menos las dicen representar a la ciudadanía, deban hacer uso excesivo de la fuerza y de su poder para atentar contra la vida de las personas. No podemos seguir tolerando la violencia: ni la que se conoce a través de los medios ni los cientos de abusos que no alcanzan ningún micrófono o pantalla. No podemos seguir tolerando que las fuerzas armadas, ni ninguno de los actores del conflicto, sigan hostigando y asesinando a niños, niñas, jóvenes, mujeres trans, personas habitantes de calle, líderes y lideresas sociales, personas afro o indígenas, ni a nadie.

Nuestra Constitución nos ampara con una serie de Derechos Fundamentales, que son inalcanzables para muchos; desde esta perspectiva sería fácil entender el malestar social. Las vulneraciones a derechos fundamentales que se vivieron en varias ciudades del país, que viven a diario poblaciones marginalizadas y que han sufrido por décadas muchas poblaciones rurales, demuestran la necesidad de replantear el papel las instituciones que tienen el poder de las armas. Si queremos transformar nuestro país y nuestra sociedad, es indispensable que los cientos de miles de personas que integran estas instituciones hagan parte de los esfuerzos para cambiar la realidad actual, orienten sus capacidades y fuerzas para llegar donde no ha llegado el Estado: a construir país respondiendo a las lógicas territoriales de lo que eso significa, a contribuir con que dichos derechos sean realizables.

El respeto por la vida debe primar en estos momentos de crisis, en los que la solidaridad y el trabajo en conjunto por un futuro en paz que respete y se construya desde la diversidad, deben ser la base. En Sinergias, también consideramos que la salud es uno de los eslabones esenciales de la paz y es fundamental para lograr una paz completa.



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