La seguridad y soberanía alimentaria son dos conceptos que deben ser entendidos bajo las realidades del cambio climático y las fluctuaciones de la economía mundial.
Seguridad alimentaria
Se habló por primera vez de seguridad alimentaria en el año 1996 en la Cumbre Mundial sobre Alimentación, espacio que surgió por la preocupación mundial frente a la desnutrición crónica y a las capacidades limitadas de la agricultura para suplir las demandas alimenticias a largo plazo. La seguridad alimentaria existe cuando todos y todas tienen acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos, que a su vez satisfacen las necesidades alimenticias y preferencias a fin de llevar una vida sana. Sin embargo, puede estar amenazada por la dependencia de las importaciones, sequías e inundaciones y factores económicos (como la inflación y el desempleo).
En Colombia existe el Conpes Social 113 de 2008 (Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional) que cumple con los compromisos adquiridos en la Cumbre de 1996. Este CONPES es el creador del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional – PNSAN- (2012-2019) y de la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Ambas estrategias se han originado con el fin de enfrentar los retos que las deficiencias en infraestructura agrícola y la pobreza (rural y urbana) presentan.
Los esfuerzos reglamentados por el PNSAN se concentran en la correcta nutrición, la mejoría de la lactancia materna, la participación social y comunitaria, el diseño de estrategias en educación nutricional, el uso sostenible de las especies silvestres de Colombia, entre otras líneas de acción. Sin embargo, mientras el país mantenga una distribución desigual en la propiedad de la tierra, un acceso a la salud limitado por regiones y un fortalecimiento constante de los monocultivos y las importaciones será una tarea titánica preservar la seguridad alimentaria.
La seguridad alimentaria acepta la agricultura agroindustrial y de gran escala: mecanismos que no siempre pueden resultar beneficiosos para los pequeños y medianos campesinos, debido al aumento de los monocultivos (que tienen costos sociales y ambientales desfavorables) y los efectos negativos que estos tienen sobre los derechos colectivos, la propiedad rural y las tradiciones socioculturales.
Soberanía alimentaria
Se entiende como el derecho de un país a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos, que garanticen el derecho a la alimentación sana y nutritiva para toda la población, respetando sus propias culturas y la diversidad de los sistemas productivos, de comercialización y de gestión de los espacios rurales (FAO).
Este concepto prioriza los alimentos como una necesidad y un derecho: las personas pueden exigir las condiciones para consumir alimentos nutritivos correspondientes a las tradiciones y culturas locales, decidiendo sobre su propio sistema de alimentación y producción.
La soberanía alimentaria alienta la producción orgánica y la pequeña agricultura. Iniciativas como la agricultura familiar, el desarrollo regional (con mercados locales para acortar las distancias y costos de mercadeo) y las alternativas agroalimentarias (estrategias de cultivos mixtos, huertas familiares) y no agroalimentarias (como el turismo rural, producción forestal y generación de servicios ambientales), hacen parte de los esfuerzos que las comunidades locales pueden realizar para fortalecer su soberanía.
Ambos conceptos pueden ser complementarios cuando se trata de lograr el desarrollo rural; sin embargo en contextos vulnerables y desiguales como el del campo colombiano, se recomienda fortalecer la agricultura a pequeña escala ya que permite abastecer a las familias con los productos que comercializan en el mercado agrícola respetando las tradiciones que campesinos, indígenas y afrodescendientes tienen. Para este fin es imprescindible solucionar la distribución desigual de la tierra en Colombia y acabar con el latifundio, actualizar el catastro rural y desarrollar procesos productivos que fortalezcan el comercio local.
La búsqueda de la seguridad y soberanía alimentaria solo podrá tener resultados satisfactorios mientras los esfuerzos estatales estén unidos a los intereses de grandes y pequeños comerciantes, siempre buscando la equidad y el desarrollo social y respetando las tradiciones que las comunidades tienen en relación con la tierra y la producción y comercialización de alimentos.
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